El Bandolerismo: su primera misión
El bandolerismo aparece sobre todo en España durante los siglos XVIII y XIX, especialmente en regiones como Andalucía, Castilla la Nueva o Cataluña. En el siglo XIX tuvo lugar el apogeo de este tipo de delincuencia, surgida de las cuadrillas de guerrilleros o brigantes en la Guerra de la Independencia que, al terminar, se encontraron sin poderse asimilar al ejército regular. El reinado de Fernando VII fue especialmente proclive a ello, cuando el ejército regular fue sustituido por los Cien mil hijos de San Luis, pagados por el monarca, que no se fiaba de su propio ejército y lo sustituyó por la milicia de los Voluntarios realistas. Es la época de bandoleros como Juan Delgado, los siete niños de Écija, especializados en asaltar cortijos; Diego Padilla, más conocido como Juan Palomo, Jaime el Barbudo, José María Hinojosa, más conocido como el Tempranillo. Muchas partidas durante las Guerras Carlistas dieron lugar a un fenómeno parecido. Benito Pérez Galdós escribió que "sólo un gramo más de moral" servía para distinguir a un guerrillero de un bandolero. En España hubo cuatro focos endémicos de bandolerismo: Andalucía, Cataluña, Galicia y los Montes de Toledo. Aparte de los mencionados precedentes de época romana, en España tratadistas musulmanes como Ibn Abdun daban consejos para reprimir el bandolerismo que se desarrollaba en los alrededores de Sevilla. Las Siete Partidas contienen leyes para proteger a los mercaderes que son frecuentes víctimas de estos delincuentes, llamados por entonces bandidos, por haber sido pregonados en algún bando de busca o captura, forajidos, por haber sido expulsados o huidos de alguna ciudad, relegados, acotados o encartados. Salteador viene de saltus, "bosque" en latín, porque era el lugar preferido para sus fechorías. Enrique II quiso fortalecer estas leyes con disposiciones contra los encubridores en 1369, ley ratificada en 1471, por lo general venteros, posaderos, chalanes, cuatreros, prostitutas, contrabandistas, ermitaños o incluso merinos y corchetes asociados a los bandidos, por no citar a los mismísimos nobles, con frecuencia apurados por deudas: Juan I y Juan II se enfrentaron contra estos poderosos que encubrían malhechores, y que con frecuencia constituían los niveles más altos de asociaciones criminales organizadas como La Garduña, nacida en Toledo y con versiones en Sevilla y otras grandes ciudades del imperio español. Los llamados Banderizos eran dos linajes de hidalgos vascos, los Oñaz y los Gamboa, que anduvieron enfrentados en guerra mutua durante los siglos XIII, XIV y XV y frecuentemente recurrieron al pillaje y al saqueo de las villas y pueblos que no les eran asociados, aunque el pretexto superficial era el "más valer" hidalgo; similares guerras privadas se dieron en Álava entre los Mendoza y los Guevara; en Vizcaya, entre los Múgica y los Avendaño y en Navarra entre los Beaumoneteses y los Agramonteses. También había salteadoras femeninas o serranas. Se podian distinguir tres tipos de bandoleros:
Primeros años, primeros servicios, primeros encuentros, primeros resultados: 1845
Al conducir a los detenidos a Albentosa para llevarlos a la capital, suplicó Matías Martín que le permitiesen apartarse del camino para hacer en el campo una necesidad, y habiendo accedido el Sargento, el preso intentó fugarse corriendo con gran celeridad no atendiendo las voces de alto que se le dieron, teniendo por ello la fuerza que hacerle fuego, de cuyos disparos resultó muerto el fugitivo, quedando los demás entregados a la autoridad.
1846
CONTINUA... |
1847
1848
1849
CONTINUA... |
GUARDIA CIVIL: POR TIERRA, MAR Y AIRE
Sara González Articulo de opinión, que nos envia Sara González, Presidenta Nacional del nuevo partido "Democracia y Libertad Popular". ¡ GUARDIA CIVIL: POR TIERRA, MAR Y AIRE ! Querida Guardia Civil: |
Los inicios del Siglo XIX
Al finalizar la Guerra de la Independencia contra Francia, la debilidad del Estado hace que la inseguridad se apodere de los caminos españoles. Los bandoleros habían sido un mal endémico en España desde la época romana y un fenómeno muy extendido durante el periodo musulmán, pero es desde 1814 cuando se adueñan literalmente de los caminos del país. En la guerra se había utilizado como método de lucha la guerrilla (la propia palabra surge en este conflicto), lo que provoca que, acabadas las hostilidades, queden diseminados por las zonas más agrestes de la península grupos de excombatientes o brigantes, desertores y delincuentes liberados que, inadaptados a la vida civil, hacen del bandolerismo (llamados así por figurar en algún bando de busca o captura) su forma de vida. En esta época entrarán en el folklore nacional personajes pintorescos como El Tempranillo, Curro Jiménez El Barquero de Cantillana, Juan Palomo, Luis Candelas, etc. La gravedad del fenómeno hace que se intente establecer un cuerpo de policía de ámbito nacional que vele por la seguridad pública. Los progresistas de las Cortes de Cádiz reunifican la Milicia Nacional para combatir la inseguridad creciente. Ésta, pese a ser disuelta por Fernando VII, se reconstituye en 1820 para pasar poco después a denominarse Cuerpo de Voluntarios Realistas. En 1820, con el alzamiento de Riego, el teniente general D. Pedro Agustín Girón y de las Casas, primer duque de Ahumada, militar profesional de ideas liberales, es nombrado Ministro de la Guerra. Desde este puesto concibe un proyecto de Instituto armado para el mantenimiento del orden público: la Legión de Salvaguardias Nacionales que, inspirada en la Gendarmería Nacional francesa, debería combatir la delincuencia y garantizar la libre circulación de bienes y personas. Este proyecto no fue aprobado por las Cortes Generales por diversos avatares políticos pero sin duda inspiró a su hijo, el segundo duque de Ahumada, en su idea de la futura Guardia Civil. En 1836, la desamortización de Mendizábal, expropiando las tierras de manos muertas del clero y subastándolas entre los pequeños propietarios, produce un fraccionamiento de la propiedad rural que plantea una mayor demanda de seguridad. El gobierno de Luis González Bravo suprimió la Milicia Nacional en 1844, lo que hacía cada vez más necesaria una institución de carácter nacional independiente de las oscilaciones de los distintos gobiernos. Así, el 28 de marzo de 1844, se produce el momento histórico de la creación oficial de la Guardia Civil cuando, por Real Decreto, se crea un cuerpo especial de fuerza armada de Infantería y Caballería, bajo la dependencia del Ministerio de la Gobernación y con la denominación de Guardias Civiles. A los efectos de organizar esta nueva fuerza se comisiona al mariscal de campo D. Francisco Javier Girón y Ezpeleta, II Duque de Ahumada. El reto que se le plantea al Duque de Ahumada es poner en marcha una institución que, caracterizada por su eficiencia y, en términos del Real Decreto, se destine a proteger eficazmente las personas y las propiedades. Para ello, propone que la Guardia Civil sea una organización basada en la calidad por lo que recomienda cubrir la plantilla paulatina y selectivamente para garantizar la excelencia del personal. Suya es la siguiente cita: servirán más y ofrecerán más garantías de orden cinco mil hombres buenos que quince mil, no malos, sino medianos que fueran. En consonancia con ello, el 20 de abril de 1844, el Duque de Ahumada elabora un informe determinante, de cuya aceptación hacía depender su vinculación al proyecto, y en el que además de lo anterior, sugiere cambios organizativos y aboga por una mayor remuneración de los nuevos guardias puesto que ésta debería estar en consonancia con las responsabilidades que se les iban a asignar. Aun con todo, manifestando una capacidad organizativa excepcional, la propuesta significaba una reducción importante del gasto inicialmente presupuestado. El informe provocó la derogación inmediata del decreto anterior, que ni siquiera entró en vigor, para dar lugar al definitivo Real Decreto de 13 de mayo, presentado por el Presidente de Gobierno y Ministro de la Guerra, D. Ramón María Narváez, auténtico decreto fundacional de la Guardia Civil. Etimológicamente el término guardia viene del gótico wardja, y luego del Antiguo Alemán warten que significa vigilar o guardar. La palabra civil procede del latín civilis o ciudadano. Los antecedentes de la Guardia Civil pueden rastrearse en la Santa Hermandad de Toledo, s. XIII con la que se pretende limpiar de malhechores los Montes de Toledo y, en las de Talavera y Villa Real. En Cataluña fueron el somatén y los miqueletes. En Aragón, los guardas del reino. En Valencia, los miñones y los escopeteros en Andalucía. La organización del nuevo organismo lo hará depender del Ministerio de la Guerra en lo concerniente a su organización, personal, disciplina, material y percibo de sus haberes, y del Ministerio de la Gobernación en lo relativo a su servicio peculiar y su movimiento. Inicialmente se compondrá de 14 jefes, 232 oficiales y 5769 guardias repartidos en 14 Tercios, recuperando de este modo un término de gran tradición y prestigio en la historia militar española pues hace referencia a unidades selectas del Ejército en la época de los Austrias. En cada uno de estos Tercios se encuadraría un número variable de Compañías de Infantería y un Escuadrón (o Sección independiente) de Caballería. En el verano de 1844 se inició el reclutamiento de los primeros aspirantes, muy superiores en número a las plazas ofertadas, en lo que fue una muy rigurosa selección que había de complementarse con una instrucción minuciosa y exigente de los nuevos guardias en las instalaciones del Ejército de Madrid, en Leganés y Vicálvaro. El mismo verano y ante los futuros oficiales, el Duque de Ahumada pronunció un discurso enérgico en el que presentó una larga lista de obligaciones, sacrificios y deberes dejando en segundo plano las retribuciones y las recompensas, negando al Cuerpo militancia política de cualquier tipo. Lo esencial era que la Guardia Civil sirviera a España y los españoles independientemente de la forma política que el país quisiera adoptar. El 1 de septiembre de 1844, día de la designación del Duque de Ahumada como Inspector General de la Guardia Civil, tuvo lugar la presentación oficial del Cuerpo con una parada militar ante las autoridades dónde mil ochocientos setenta guardias desfilaron organizados en sus compañías y escuadrones haciendo gala de marcialidad y mostrando una nueva uniformidad en la que era nota distintiva un original sombrero de tres picos de origen francés: el tricornio, que con el tiempo se convertiría en uno de los símbolos representativos de la Guardia Civil y de nuestro país. El 9 de octubre de 1844 se aprobaba el Reglamento para el Servicio de la Guardia Civil, estableciendo las obligaciones y facultades de la Guardia Civil, su dependencia orgánica, vinculada en lo referido a su servicio peculiar al Ministerio de la Gobernación, y el objeto primordial de la Institución: la conservación del orden público, la protección de las personas y las propiedades ( ) y el auxilio que reclame la ejecución de las leyes. El Reglamento Militar de la Guardia Civil aprobado el 15 de octubre, es elaborado por el Ministerio de la Guerra bajo la égida del Duque de Ahumada y es por tanto más conforme con su doctrina y carácter. Determina la organización con arreglo a criterios castrenses, los ascensos, dependencia, obligaciones, disciplina y estatuto del personal del Cuerpo. Para culminar el proceso faltaba una filosofía de servicio que sirviera de puente y aunara ambos reglamentos y que distinguiera a la Guardia Civil de los cuerpos policiales anteriores o paralelos. Surge así el 20 de diciembre de 1845, de la propia mano del Duque de Ahumada, un documento que constituye el auténtico código moral de la Institución: la Cartilla del Guardia Civil que sintetiza los reglamentos anteriores y que, con alguna modificación, compone el actual Reglamento para el Servicio de la Guardia Civil. A lo largo de su articulado, la Cartilla establece la doctrina del Cuerpo; un código deontológico que pretende dotar al personal de un alto concepto moral, del sentido de la honradez y de la seriedad en el servicio y que está presidido por su artículo más famoso donde se lee: el honor es la principal divisa del guardia civil; debe, por consiguiente, conservarlo sin mancha. Una vez perdido, no se recobra jamás. Instituye la idea de la proporcionalidad de la respuesta de los agentes y crea la figura del Comandante de Puesto que tiene especial reflejo en la cartilla y que se convertirá en el mando más visible en el marco rural español. El 10 de octubre, cumpleaños de la reina Isabel II y, con ocasión de la constitución de las Cortes Generales, la recién creada Guardia Civil realiza su primer servicio consistente en cubrir la carrera de la comitiva de la reina desde Palacio hasta las Cortes. |
La Guardia Civil en el barrranco de BellverEllos fueron los primeros de los que se tiene constancia, los primeros en no dudar en dar incluso la vida por ayudar a los demás, fueron los primeros, enseñaron el camino para los que venían detrás, como hemos ido conociendo a lo largo de la historia de la Guardia Civil no van a ser los unicos, la historia del Cuerpo está jalonada de valientes que no dudaron en sacrificarse por el bien de los demás, eso le ha valido el nombre de Benemérita. La noche del 14 de septiembre de 1850 fue tremendamente lluviosa en Oropesa, Castellón, y junto con el viento acabó por hacer imposible el tránsito por los caminos. El puesto de la Guardia Civil de Oropesa, al mando de don Benito Cepa, estaba alerta cuando recibió una petición de ayuda. La diligencia-correo que iba de Barcelona a Valencia tenía problemas al quedar atascada en el paso del barranco de la Chinchilla. Y allá que se fueron el propio Benito Cepa, junto con los guardias civiles Antonio Abad y Wenceslao Pérez. Después de un duro trabajo fueron capaces de salvar a los ocupantes de la diligencia e incluso al propio carruaje. Los guardias civiles dejaron todo sus pertrechos y armas y se lanzaron barranco abajo para auxiliar a los accidentados, sabiendo que era algo realmente peligroso, bajar allí donde las aguas arrasaban con rabia todo a su paso. Tan peligroso que le costó la vida a ambos, junto con todas las personas que iban en el carruaje. |
Las primeras actuaciones de la Guardia Civil en Marruecos
Clemente Cerderia Los recientes acontecimientos acaecidos en nuestros contornos fronterizos por intentos de entradas fraudulentas de indocumentados, que han motivado que intervengan para su custodia nuestras Fuerzas Armadas como apoyo y colaboración con los miembros de la Guardia Civil en su labor de vigilancia de estos límites colindantes, me han hecho recordar antiguas acciones llevadas a cabo en estos mismos lugares, en las que ya intervinieron los componentes de la Benemérita en la llamada Guerra de África de 1860, según cuentan los historiadores
|
Opciones: Ir al subforo: |
Permisos: TU NO PUEDES Escribir nuevos temas TU NO PUEDES Responder a los temas TU NO PUEDES Editar tus propios mensajes TU NO PUEDES Borrar tus propios mensajes |
Temas similares | |||||
Foto | Tema | Autor | Respuestas | Visitas | Última respuesta |
---|---|---|---|---|---|
Por: BOIRA_A, el 13/Feb/2014, 07:13 | 13/Feb/2014, 07:13 | 383 | 22k | 30/Ago/2023, 21:49 BOIRA_A | |
Por: BOIRA_A, el 20/Nov/2012, 10:34 | 20/Nov/2012, 10:34 | 630 | 37k | 10/Oct/2023, 20:59 BOIRA_A |