¡Renuevate en Navidad y después! (Artículo de Ana Novo* invitándonos a extender todo el año la tregua de la Navidad) Ya están aquí, una vez más, las fiestas navideñas. Unos días para sacar del armario, cajas llenas de figuritas de belén, luces de colores, espumillón y bolas navideñas, panderetas y villancicos, junto con la alegría, buenos deseos, amabilidad, generosidad y solidaridad: lo mejor que guarda el corazón de cada uno. En estos días, aunque pocos en el calendario, quitamos el enfoque en desavenencias y problemas y prestamos atención a lo bello, divertido, armonioso y pacífico. Y funciona. Las familias se reúnen en torno a la mesa, en las calles la música es alegre y todo está iluminado y brilla. ¡Que buen momento para un re-nacimiento, una renovación! Si funciona unos días, puede funcionar una quincena más, un mes más, todo el año. La luz, el brillo, la alegría está en nuestro interior y es solo una decisión consciente el expresarla. Lo bueno, bonito, divertido, generoso, siempre está presente, al lado de lo que es feo, Es cuestión de elegir donde mirar, que atender, a que prestar oídos, que defender, a favor de que estar. Vaciar nuestro corazón de todas las emociones positivas, acogedoras y pacíficas que guíen nuestros comportamientos y acciones para el amor, la paz y el bien de todos y que lo reciba otro corazón: nos volverá multiplicado. Este espíritu navideño es cuestión de nuestro compromiso y actitud, por lo que nada externo le puede afectar, salvo que así lo decidamos. Al contrario, sus efectos suavizan y alivian las crisis, desesperanza, angustia y malestar. ¿Por qué limitarnos a unos cuantos días de calendario, si no tiene fecha de caducidad? Que el maravilloso ser de amor, bondad y paz que eres, nazca y se renueve cada día de tu vida. Feliz Navidad. |
NAVIDAD... UNA VEZ MÁS SEÑORLa Navidad no es solo para una noche y de esta noche un ratito y tal vez mañana otro poquito. Es mucho más...es todos los días. Una vez más hemos limpiado la casa. Hemos pulido los metales, hemos abrillantado las maderas. Una vez más hemos sacudido el polvo, hemos encendido las luces... Una vez más hemos hecho estrellas de papel plateado, hemos colgado guirnaldas, una vez más está engalanado el árbol de Navidad, una vez más, Señor, tienen nuestra casa ambiente de fiesta navideña. Una vez más hemos andado con el vértigo del tráfico, de acá para allá buscando regalos y una vez más, Señor, hemos dispuesto la mesa y preparado la cena con esmero... una vez más, Señor... Y una vez más todo esto pasará y será como fuego de artificio que se pierde en la noche de nuestras vidas, si todo esto ha sido meramente exterior. Si no hemos encendido la luz de Tu amor en nuestro corazón. Si nuestra voluntad no se inclina ante ti y te adora incondicionalmente. Tu no quieres tibios, ya lo dijiste cuando siendo hombre habitabas entre nosotros, no quieres "medias tintas", a ratos si y a ratos no. Trajiste la paz pero también la guerra. La guerra dentro de nosotros mismos para vencer nuestro egoísmo, nuestra soberbia, nuestra envidia, nuestra gran pereza para la entrega total. La Navidad no es solo para esta noche y de esta noche un ratito y tal vez mañana otro poquito. Es mucho más que eso, es todos los días, todos los meses y todos los segundos del año en que tenemos que vivir la autenticidad de nuestro Credo. Ser auténticos con nuestra Fe no solo es: no robar, no matar, no hacer mal a nadie. Busquemos en nuestro interior y veamos esos pecados de omisión: el no hacer el bien, el no preocuparnos de los que están a nuestro lado, del hermano que nos tiende la mano y hacemos como que no lo vemos, como que no lo oímos... Veamos si en nuestra vida hay desprendimiento y generosidad o vivimos solo para atesorar y cuando nos parece que tenemos las manos llenas, las tenemos vacías ante los ojos de Dios. Que esta Noche sea Nochebuena de verdad en nuestro corazón. Vamos a limpiar y quitar el polvo del olvido para las buenas obras. Vamos a colgar para siempre la estrella de la humildad donde antes había soberbia, vamos a poner una guirnalda de caridad donde antes había desamor. Vamos a cambiar nuestra vida interior fría y apática, por una valiente y plena de autenticidad. Vamos a darte, Señor, lo que viniste a buscar en los hombres una noche como esta hace ya muchos años: limpieza de corazón y buena voluntad. Empezamos esta pequeña reflexión con: Una vez más Señor... pues bien, ya no será una vez más, será: Siempre más, Señor. Y como es una Noche muy especial, en nuestra primera oración, en nuestra primera conversación contigo te pedimos: POR LOS ENFERMOS, POR LOS QUE NADA TIENEN Y NADA ESPERAN, POR LA PAZ EN EL MUNDO, POR LOS QUE TIENEN HAMBRE, POR LOS QUE TIENEN EL VACÍO DE NO SER QUERIDOS, POR LOS QUE YA NO ESTÁN A NUESTRO LADO, POR LOS NIÑOS Y LOS JÓVENES, POR LOS MATRIMONIOS, POR EL PAPA BENEDICTO XVI, POR LA IGLESIA, POR LOS SACERDOTES. A TODOS DANOS TU BENDICIÓN Y PARA TODOS LOS LECTORES DE CATHOLIC.NET, UNA MUY FELIZ NAVIDAD. Autor: Ma Esther De Ari |
Quiero ser tu pino El árbol de Navidad es algo más que un adorno, es una forma de vivir con más intensidad la espera del Señor. Esta Navidad quiero ser tu pino Señor. Un pino sencillo de los que nacen en las sierras, pero con unas ramas verdes y frescas, alimentado por la sabia de tu vida divina. Como un reflejo tuyo, mi forma será triangular, signo de la Santísima Trinidad y si una rama sobresale demasiado, hazme sensible para cortarla antes de que me deforme demasiado. Empezaré a limpiar mi tronco y mis ramas, de todo musgo o heno que tenga. Como un recuerdo de todas las estrellas que brillaron esa noche bendita en que Tú naciste, me llenaré de foquitos de colores para reflejar a los demás la alegría de Tú venida al mundo. Escogeré unas esferas doradas, las más brillantes para que representen todas mis Alabanzas, por el sol que sale cada día, por las estrellas, por los atardeceres tan hermosos, y por todas las maravillas del mundo que Tú creaste para nosotros, por ser nuestro Ser Supremo. Continuaré con muchas esferas rojas, que representan mis Peticiones. Te pido que hagas de mi un instrumento de Tú Amor. Pondré también unas esferas azules, para pedirte con ellas Perdón porque yo no siempre he sido fiel, porque no he sabido dar ni perdonar, porque viendo la luz he preferido la oscuridad, porque conociendo el bien he optado por el mal. Por último me llenaré de esferas plateadas, muy grandes que serán para darte Gracias, por todo lo que he recibido de Ti. Gracias porque me has otorgado salud, bienestar, alegría y satisfacciones. Gracias también por la enfermedad, las penas y los sufrimientos, aunque me cuesta trabajo decírtelo y aceptar tu voluntad. Y en la punta, con una luz muy intensa, pondré una estrella enorme, que me ilumine siempre, esa será mi Fe. Una Fe madura e inquebrantable, siempre en aumento, que se alimentará de tu Sagrada Eucaristía y de tu palabra. Por eso esa luz brillará para todo aquel que se acerque a mi, porque Tú brillas en mi. Faltan pocos días para ese día tan especial. Más allá del plato que vamos a presentar, de los regalos o de los invitados miremos nuestro interior. Hagamos un pequeño balance de nuestra vida y tratemos de cortar esas ramas que nos deforman, que no nos permiten lograr esa felicidad tan ansiada. Eliminemos esos residuos que quedaron pegados en nosotros y que no nos dejan ver el lado lindo de la vida porque nos hacen estar en tinieblas. Limpiemos nuestro corazón y no nos olvidemos quién es el que viene, por qué viene, adónde viene y de dónde viene. Navidad es gozo, alegría, época de dar, de darnos, pero también es tiempo de dar gracias, de pedir perdón, de hacer propósitos nuevos para renacer a una nueva vida muy cerca de Jesús. |
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