Rashida Bibi da el testimonio de diez años de horror tras ser secuestrada, forzada a casarse y convertirse al Islam
Rashida Bibi
«Quiero justicia y recuperar a mis hijos»
Después de diez años, pudo huir de un matrimonio forzado y una conversión forzada, experiencias terribles de las que lleva marcas en su cuerpo. La historia de supervivencia de Rashida Bibi, una joven de una familia humilde que trabaja en los hornos de ladrillos en la aldea de Okara, vuelve a centrar la atención en el grave y extendido problema de la violencia contra las mujeres en Pakistán.
13/03/24 10:37 AM
(Asia news/InfoCatólica) La pesadilla de Rashida comenzó hace más de diez años cuando fue secuestrada y casada por la fuerza con Muhammad Riaz:
Cita:
«Me secuestró el 23 de marzo de 2013, cuando sólo tenía 13 años - cuenta -. Mis padres hicieron todo lo posible, pero no pudieron recuperarme. Me casó con él a la fuerza y me convirtió al Islam; en estos 10 años di a luz cinco hijos. Siempre me llamó Choorhi (el término que suelen utilizar los fundamentalistas para referirse a los que barren las calles en Pakistán, nde.). Yo me quedé allí por mis hijos. Pero ahora quería casarse con otra joven y yo me opuse. Entonces el 28 de diciembre de 2023 me golpeó muy fuerte y me cortó la nariz, el cabello y también en las partes íntimas. Después me segregó durante dos meses. Recién en febrero de 2024 logré escapar del encierro y regresé con mis padres».
«Cuando escapé continúa su dramático testimonio Muhammad Riaz vino a mi casa y nos golpeó a mí y a mi madre, a quien le rompió un brazo. Nuestros amigos de la calle intervinieron y nos salvaron, vino la policía y lo arrestó. Pero el mismo día lo dejaron en libertad sin registrar la denuncia.»
La mujer también contó que cuando estuvo segregada ni siquiera le permitían ir al baño:
Cita:
«Me daban de comer una sola vez al día. Me enfermé durante el encierro y no me dieron ningún medicamento. Su madre me maltrataba, toda su familia me odiaba. Por la noche me ataban los pies y las manos, y cuando Riaz regresaba del trabajo por la tarde me golpeaba y maltrataba. Tengo tres hijos y dos hijas: quiero ver a mis hijos. Quiero justicia».
Joseph Jansen, activista de derechos humanos, pidió a las autoridades que se llevara a cabo una investigación exhaustiva sobre el caso de Rashida:
Cita:
«Esta es la verdadera cara de la realidad detrás de los secuestros y matrimonios forzados de niñas pertenecientes a minorías. Demuestra que secuestran y se casan con niñas menores de edad y cuando se cansan de ellas actúan como monstruos. Estas niñas secuestradas nunca reciben respeto ni amor. Pedimos al gobierno que tome en serio este caso y haga justicia a esta desafortunada joven».
Jansen afirmó también que las leyes actuales destinadas a abordar y prevenir este tipo de atrocidades son insuficientes porque se han implementado en forma incompleta. Superar estas deficiencias requiere una combinación firme de voluntad política y administrativa.
La historia de los trillizos que cambiaron la vida de un matrimonio de Ibdes
En los años 60, la familia tuvo que abandonar el pueblo para vivir en Zaragoza, y el padre fue emigrante en Francia y Alemania. Ahora, a sus 64 años y prejubilados, recuerdan con su madre de 91 años cómo salieron adelante y algunas anécdotas de la niñez y la mili.
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Ramón J. Campo
NOTICIA
ACTUALIZADA 15/3/2024 A LAS 09:56
Los trillizos Juan Daniel (sentado), Francisco Javier (a la izquierda) y Luis Fortunato esta semana en la residencia Orpea, donde acuden a visitar a su madre Purificación Cebolla, de 91 años.Guillermo Mestre
No es habitual dar a luz trillizos concebidos de forma natural. Y uno de los primeros casos conocidos en Aragón fueron engendrados por el matrimonio formado por Juan Solanas Lozano y Purificación Cebolla Torralba, que residían enIbdes, en la comarca de Calatayud. Su vida cambió rotundamente el 28 de enero de 1960 con la llegada de Juan Daniel, Francisco Javier y Luis Fortunato a la Maternidad de Zaragoza. El hecho de ser tan poco frecuente un parto múltiple de este tipo los convirtió en noticia en aquellos años. Ahora, HERALDO ha reunido a los tres hijos, de 64 años, con su madre en la residencia Orpea, en la calle San Juan de la Cruz de Zaragoza para conocer qué fue de aquellos bebés que nacieron de forma prematura y en una época en la que todavía no estaban extendidas las ecografías para hacer seguimiento del periodo de gestación.
El padre falleció en 2020 y la madre, con 91 años,sigue ejerciendo de matriarca con sus cinco hijos, porque después de los trillizos llegaron otros dos. Este matrimonio es un ejemplo de una generación que tuvo que abandonar sus pueblos para ganarse la vida en la ciudad, en su caso en Zaragoza y en otros países europeos comoFrancia y Alemania.
Fue precioso cuando nacieron mis tres hijos en la Maternidadprovincial de Zaragoza, el 28 de enero de 1960 (al lado de la plaza de Toros). Salieron fácil los tres yel parto fue bien, aunque tenían solo ocho meses. Primero salió Daniel, después Francisco, y el tercero y más pequeño fue Luis, que solo pesó 1,6 kilos, relata Purificación en su silla de ruedas y rodeada de los trillizos.
Purificación, de 91 años, relata cómo vivió en 1960 el nacimientos de sus tres hijos en la Maternidad Provincial de Zaragoza.
Aunque se trataba de unparto de riesgopara la época, la madre no vio peligros. Los médicos del Hospital de Calatayud ya le habían avisado de lo que venía, por lo que pudieron programar un parto natural pero bajo su control. Entonces me dijeron que volviera al pueblo y en unos días iban a llamarme. Salieron muy bien los tres (en Zaragoza, donde pensaban que era mejor al ser ese nacimiento) y se quedaron encantados en Calatayud, señala.
La madre rememora que estuvo muy contenta en la Maternidad, donde pasótres meses ingresada, porque el hijo pequeño era muy chiquitín y tuvieron que meterlo en una incubadora. Yo quería darles el pecho como como a los otros dos, y a todos por igual. No quería que me lo quitaran entonces (en esa etapa se produjeron los niños robados), apunta Purificación, quien llega a recordar hasta a la hermana María de las monjas de la Maternidad que le atendía.
Los trillizos Juan Daniel, Francisco Javier y Luis Fortunato jugando a dominó esta semana en la residencia Orpea, donde acuden a visitar a su madre Purificación Cebolla, de 91 años.Guillermo Mestre
Emigración a Zaragoza, Francia y Alemania
Al regresar del hospital a Ibdes con sus tres hijos, el matrimonio se dio cuenta de que estaban obligados a emigrar porque no podían vivir de la agricultura en el pueblo. De hecho, en septiembre de 1960 se metieron en comprarun piso en el barrio de La Almozara, conocido entonces como La Química, en la calle Juan Bautista del Mazo,y se trasladaron con los trillizos a vivir en un tercer piso sin ascensor.
Mi marido trabajó en Francia y en Alemania. Luego se metió en laBase Americana de Zaragoza. Allí estaba en mantenimiento y me traía muchas cosas, señala la madre. Cuando estos eran pequeños nos regalaban vestidicos con calzoncillos y pañales. El americano de la Base fue muy bueno al ser padrino de uno de los hijos (el mayor), tanto la señora como él, que eran una maravilla y guapísimos. Lo que necesitaba ellos me lo daban y había una chica que lo hacía de su parte.
Información sobre los trillizos de Ibdes publicada en Heraldo de AragonHeraldo
Esta singularidad de haber tenido tres hijos de una vez hizo a los Solana muy conocidos, ya que se les siguió el HERALDO al cumplir un año, donde se apuntaba que también les regalaban los 40 botes de papilla que consumían cada mes. El pequeño de ellos, Luis, reconoce que recibían apoyo económico del Gobierno de Franco, como un premio de natalidad, y la empresa que fabricaba las papillas (Nestlé), aunque no debía ser una cantidad muy grande porque el padre tuvo que emigrar en su segunda fase hasta Francia como temporero y, en un tercer episodio, hasta Alemania, donde vivió dos años.
Información de los trillizos de Ibdes al año de cumplirse el parto, en Heraldo de Aragón.Heraldo
Como el actor Alfredo Landa cuando protagonizó la películaVente a Alemania, Pepe, de Pedro Lazaga (1971), Juan Solanas se empeñó en sacar el dinero necesario para pagar el piso de La Química y en esos dos años de los primeros 60 lo consiguió. Solo volvía a Zaragoza e Ibdes en el mes de vacaciones para ver cómo crecía la prole de la familia. Ganó bastante dinero, cinco veces más de lo que recibía en España, y vivía en una residencia llena de emigrantes españoles, precisa el hijo trillizo. Cuando volvió aquí consiguió trabajo en la fábrica Laguna de Rins (en la avenida de La Jota), una metalúrgica que hacía tornillería y era auxiliar de Defensa porque sé que hicieron bombas en la Guerra Civil.
En esos primeros años fueron a una guardería de monjas situada cerca de la puerta del Carmen. En 1962 nació la cuarta hermana, Cristina, y en 1967 el quinto, José Carlos. Siempre he sido una madraza y aún rondan estos por aquí, proclama la madre mientras se sienta en torno a una mesa con sus trillizos para jugar una partida de dominó, a la que es aficionada, aunque no tanto como al guiñote. Ahora tengo cuatro nietos, que son tres chicos y una chica que es la mayor.
Dos profesores y un trabajadoor de la CAF jubilados
Los trillizos fueron a estudiar en el colegio Juan XXIII, situado en la calle del mismo nombre en las Delicias, y con 64 años ya están prejubilados. A partir de sexto de EGB llevaron caminos diferentes porque el mayor,Daniel, fue por Bachillerato, hizo Magisterio y acabó trabajando de profesor y luego en laeditorial Anaya; el mediano,Francisco, hizo FP en Salesianos y en San Valero TRAS entrar a trabajar en laCAFcon 15 años; yLuishizo Formación profesional de Administrativo en San Valero y acabó deprofesoren varios colegios (San Valero y San Rafael) ysindicalista del FSIE(Federación de Sindicatos Independiente de Enseñanza) de Zaragoza.
A los dos días de nacer nosotros debió haber otras trillizas en el barrio de Torrero, según me contó mi madre. Pero después hubo muchas más por las inseminaciones artificiales, que pueden provocar trillizos, cuatrillizos y hasta quintillizos, relata Luis Solanas Cebolla. Hasta los 9 años nos vestían iguales. Mi madre era la matriarca y a veces salía a pasear la zapatilla si jugábamos en el pasillo, pero le decíamos que ya me había pegado dos veces y le decíamos que repartiera equitativamente. A veces me las llevaba yo y era el pequeño.
Entre las imágenes de su libro familiar aparecen vestidos de marineros en la comunión, que hicieron en la iglesia de San Valero, en el barrio de Delicias, donde habían hecho la catequeseis durante un año, pero luego los pasaron por el manto de la Virgen del Pilar.
Los trillizos y su madre en Melilla donde hicieron la mili.Heraldo
La mili en Melilla
En 1980, elsorteo del Ejército les llevó a Melillaa los tres hermanos. Luis cuenta que escribió hasta laCasa Realpara evitarse esa mili, pero le contestaron que no podían hacer nada por modificarlo, y en la Región Militar le dijeron que el derecho de los trillizos era cumplirla los tres juntos. Al final, reconoce que fueron enchufados por un coronel para pasarla en oficinas y además se ganaron el puesto de deportistas durante tres meses por haber sido el 1º, 3º y 5º en una carrera deportiva para seleccionarlos a los 200 recién llegado al cuartel.
El golpe del 23-F les cogió tras acabar el curso de cabo primero y recién llegado a Melilla, donde Luis cuenta que se notaba menos presión que en el resto del país porque de los 30.000 vecinos de esa localidad española situada en Marruecos, unos 15.000 son militares.
Los trillizos y su madre en Melilla donde hicieron la mili.Heraldo
Al final, la singularidad de los trillizos llevó alEjército a invitar a sus padres a pasar el día de las Fuerzas Armadas en junio de 1981, tres meses y medio después del golpe, para que pudieran pasar cinco días allí con sus hijos que acabaron el servicio militar en agosto de ese año.
El parecido de los tres, que entonces llevaban bigote, les llevó a utilizarlo durante en el servicio militar para cumplir una sanción de tres días que le pusieron a uno por dejarse las botas debajo de la cama. Tenía que estar en un calabozo y se repartieron el castigo entre los tres. Nadie se enteró.
Hemos tenido suerte de llevarnos bien porque hemos vivido juntos casi siempre, se despiden tras visitar a su madre en la residencia, a la espera de que salga en los próximos días tras pasar el susto de una caída en una zanja, donde la salvaron los Bomberos. Mi madre se mantiene bastante bien, y como no tiene casi arrugas en la cara parece más joven. Tiene algunas lagunas porque sufre sordera, pero para su edad está muy bien. Me confunde a veces con su marido, señala el trillizo pequeño, muy aficionado a escribir cartas a numerosos periódicos, incluido Heraldo de Aragón.
Toda la tragedia de Coro Cillán, la jueza apartada de la carrera judicial y hoy en un psiquiátrico. Fue la primera en señalar a Villarejo como un "comisario corrupto con amigos poderosos"
Coro Cillán, en el centro de rehabilitación psicosocial de Palencia. CRÓNICA
Invierno de 2012, pasillos del juzgado de instrucción número 43 de Madrid. María del Coro Cillán y García de Iturrospe (San Sebastián, 1949), una veterana jueza, titular del tribunal, comenta a una amiga de la Fiscalía que hay un comisario corrupto muy cercano a la Dirección General de la Policía Nacional que quiere acabar con su carrera. Lo repite convencida un par de veces más, sin titubear. Insiste en que un par de compañeros de la judicatura le han advertido de las malévolas intenciones del policía. Coro alega que aquel tipo, que tiene «amigos muy poderosos», le cogió «manía desde que abrió la causa del 11-M y empezó a investigar al entonces jefe de los Tedax, Juan Jesús Sánchez Manzano, por una supuesta falsificación de pruebas». Un mes después, la Audiencia Provincial de Madrid archivó la causa. Caso cerrado. O no. Porque el comisario no desistió en su empeño de acabar para siempre con la carrera de Coro Cillán. «Indirectamente lo consiguió. Ese hombre empezó a mover tantos hilos por detrás que logró desquiciarla, volverla loca», asegura hoy su amiga de la Fiscalía.
Siete años después de aquella conversación en los pasillos del juzgado, el comisario al que se refería la jueza, entonces un desconocido José Manuel Villarejo (67 años), está en prisión por delitos de organización criminal, cohecho y blanqueo de capitales. Y Coro Cillán (70 años), que fue inhabilitada por un caso de prevaricación en 2014, está ingresada en el Centro de Rehabilitación Psicosocial San Juan de Dios, en Palencia. Un lugar donde acaban personas incapacitadas legalmente por trastornos psiquiátricos graves. Aunque, en realidad, la jueza Coro nunca ha sido incapacitada.
«Nadie entiende qué hace allí. Además, la tienen aislada, como si no quisieran que hablara con nadie», manifiesta su amiga de la Fiscalía. Otra mujer, una abogada contratada por otra colega de la magistrada, ha iniciado varios requerimientos judiciales solicitando información sobre la situación de Coro y el motivo por el que está ingresada en un centro psiquiátrico sin que nadie pueda ir a verla.
Ésta es la historia de la bajada a los infiernos de la que fue una respetada jurista de San Sebastián. La hija de un catedrático de Derecho Político que se sabía la Ilíada de Homero de memoria y que pasaba los veranos de su infancia en Francia y Alemania. La locura (y misterio) de una mujer que fue la mejor profesora de Derecho Constitucional en la Universidad de Extremadura, de una superdotada que se refugió en el alcohol después de que, según su entorno, un policía con mucho poder (el comisario de las cloacas) hiciera todo lo posible para sacarle a la luz trapos sucios, desquiciarla y apartarla de la carrera judicial. Lo logró. Ella incluso creía que había intentado quemarle su casa.
MEMORIA DE ELEFANTE
Cillán, cuando estaba hospitalizada en La Paz (Madrid).CRÓNICA
La sorda cacería tuvo como escenario primigenio los juzgados de Plaza de Castilla. Allí todos los funcionarios conocían a Coro Cillán. Su presencia, la de una mujer corpulenta con bravo carácter, no pasaba desapercibida. Pero lo que más resaltaba era su inteligencia y su capacidad para recordar al detalle cada nombre, cada fecha, cada caso. Coro había pasado antes, dejando huella, por la Sección Primera de la Audiencia de Guipúzcoa. Allí se ganó la fama de «tardona», porque se tomaba su tiempo en dictar sentencia, por lo que fue expedientada hasta en tres ocasiones. En el País Vasco también ondeaba su pasado cercano al franquismo, su ideología de extrema derecha y su momento en la política con 29 años, cuando fue como número 2 de Unión Foral del País Vasco por Guipúzcoa en las elecciones generales de 1979.
En Madrid, a dos kilómetros del juzgado donde trabajaba Coro Cillán, bajando el paseo de la Castellana, en lo alto de la Torre Picasso, el comisario José Manuel Villarejo tenía varias oficinas desde donde controlaba un entramado empresarial que le ha había hecho millonario. Según ha ido trascendiendo a partir de su detención y encarcelamiento, ya en aquella época el entonces desconocido policía hacía ciertos trabajos para el BBVA, como «informes de inteligencia y utilizables en el ámbito de luchas personales», según relata ahora el juez que instruye el caso Tándem. [Está afectado por él la dirección del BBVA y su entonces presidente, Francisco González, por contratar al comisario para el espionaje de rivales]. También pasaba el tiempo redactando otro tipo de informes, como el de la fortuna y trapos sucios de Gabriel Obiang Lima, uno de los hijos del presidente de Guinea Ecuatorial, con el objetivo de desprestigiarle. Un alto cargo del país africano se lo encargó a Villarejo a través de su colega Carlos Salamanca, también comisario, por 5,3 millones de euros. Y, por último, también trabajaba con el que era jefe de la unidad de Asuntos Internos, Marcelino Martín Blas, para frenar el proceso independentista en Cataluña. Formaba parte de la bautizada como Policía patriótica.
Es aquí, en la llamada operación Cataluña, donde aparece otro personaje que pone a la jueza en la diana del comisario. Se trata del ex financiero Javier de la Rosa, que había denunciado ser víctima de amenazas y coacciones por disponer de información sobre las supuestas cuentas en Suiza del ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol. La denuncia acabó en manos de Coro Cillán.
En enero de 2013, después de que la jueza pidiera (y presionara) a De la Rosa que ratificara su denuncia con pruebas, éste se echó para atrás alegando que no sabía con seguridad si Pujol tenía cuentas en Suiza. Lo que la jueza no sabía entonces es que, un mes antes, había tenido lugar una conversación telefónica entre el financiero y Villarejo en la que el comisario se ofrecía a mover los hilos para quitar a Cillán la jurisdicción del caso Pujol.
Esa información no salió publicada hasta tres años después -el diario Público sacó en 2016 la grabación de la conversación entre De la Rosa y Villarejo, que se hacía pasar por un abogado llamado Manuel Villar-. Fue entonces cuando la jueza interpuso una querella criminal contra el policía de las cloacas. Quien era el abogado de Coro Cillán, José Luis Abascal, no tiene duda de que el audio es la prueba de que Villarejo quería acabar con la carrera de Coro.
La transcripción de aquella conversación fue incorporada a la querella de la jueza contra el comisario. Crónica ha tenido acceso a su literalidad. «Javier de la Rosa», se expone, «se queja a su abogado [Villarejo] de que Coro Cillán es una incontinente verbal y no está controlada. Que es una loca que sólo busca notoriedad y que tiene que detener las filtraciones que hace a la prensa [en referencia al contenido de su denuncia a Pujol, que publicó EL MUNDO]». Y Villarejo responde, literalmente: «Yo voy a... o sea, esta mañana se va a hablar con esta señora y se le va a quitar totalmente la jurisdicción, para lo cual necesito un día para hablar con la Audiencia Nacional y que la Audiencia Nacional admita todo el cuerpo, no solamente tu tema, sino los otros temas que tú ya conoces, y llevarlos adelante». En el escrito también aparece que Villarejo le contó todo al juez decano de Plaza de Castilla, José Luis González Armengol, y que éste habló con Coro Cillán y le «dio un tirón de orejas».
DELITO DE USURPACIÓN
La jueza acusó a Villarejo de un delito de usurpación (por hacerse pasar por un abogado), tráfico de influencias y cohecho. En cambio, en enero de 2016, la magistrada Dolores Baeza, del juzgado de instrucción número 12 de Madrid, lo desestimó porque de «la grabación no se desprende que el interlocutor sea la persona referida en la querella» ni que la demandante «haya recibido ningún tipo de amenaza posterior a esta conversación». Fin del litigio. «Presentamos un recurso y el nuevo auto de la jueza esta vez ya no negaba que fuera Villarejo el que habla, sino que dudaba de que el otro sea Javier de la Rosa. No tiene sentido», critica el letrado Abascal.
Coro siempre tuvo claro quién había urdido el exitoso plan para acabar con su carrera. A él también le culpó de que dos años después de esa conversación, en 2014, fuese inhabilitada por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid por prevaricar en el caso de la discoteca Moma. Coro ordenó cerrar el local madrileño y nombrar como uno de los administradores a un amigo -su entorno dice que en realidad era su pareja-, el abogado de Castellón Francisco Javier Caballero, con un sueldo de 2.500 euros al mes.
La magistrada María del Coro Cillán y García de Iturrospe saliendo de su juzgado en Madrid en 2012.
«Lo del Moma fue una trampa, un montaje. Un socio de la discoteca presenta la denuncia contra el otro socio por la noche, sabiendo que ella estaba de guardia en el juzgado. Y pide que se ponga una administración judicial porque su compañero se está quedando con todo el dinero. Y Coro pone a un administrador que era amigo suyo, que luego ni siquiera se presentó como testigo en su defensa. Además, el socio de la discoteca que fue a poner la denuncia inicial y al que también nombró administrador después, se persona como acusación contra la jueza siendo uno de los beneficiados por la prevaricación. No tiene ningún sentido», dice un letrado de Plaza de Castilla conocedor del caso y que pide mantener el anonimato.
«La inhabilitación la hundió. La última vez que hablamos me dijo que había una persona que estaba detrás de todo y que era un comisario corrupto [Villarejo, que aún no era conocido para el gran público]».
Otro abogado cercano al juzgado donde trabajaba Coro Cillán también tiene su particular opinión del caso: «Ella ya no estaba psicológicamente bien. Y esa gente que fue a por ella conocía sus debilidades... Siempre ha sido una jueza bastante tramposa, y lo del Moma fue el movimiento perfecto para quitársela de encima». El letrado destaca igualmente que la primera vez que oyó a Coro hablar del comisario Villarejo fue a finales de 2011, cuando era la instructora de la causa abierta al ex jefe de los Tedax por su actuación en los atentados del 11-M. «Fue un hombre fuerte del PP, Jaime Mayor Oreja, quien me pidió que admitiera a trámite una querella de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M y ese comisario estaba al tanto y lo intentó parar. Nunca debí aceptar participar en las teorías de la conspiración», le contaría una arrepentida Coro a su colega abogado.
Lo que ocurrió tras su inhabilitación lo reconstruimos a través de nueve testimonios de juristas y amigos de la jueza. «Se pasó dos años deambulando por Plaza de Castilla, tenía muchos problemas con el alcohol, estaba todo el día bebiendo cerveza. Llegó un momento en el que ya ni la dejaban entrar a los bares», explica un camarero que conoció bien a la jueza. Una madrugada, hasta se acercó borracha al juzgado de guardia y se cayó en la puerta. No veía bien por la embriaguez y por las cataratas que padecía. Una ambulancia la recogió y la ingresó en el hospital La Paz. Allí estuvo tres meses, pasando por traumatología y después por psiquiatría.
"DE JUEZA A INDIGENTE"
Durante su estancia en el hospital, Interviú publicó un reportaje (junio de 2016) con Coro Cillán como protagonista: «De jueza a indigente», tituló la revista. «Se colaron hasta la habitación donde estaba ingresada, la fotografiaron y publicaron que vivía en la calle. Es falso y eso terminó de desprestigiarla del todo. Sólo hay que ver que el director entonces de la revista [y luego director de Información Nacional en Moncloa, con Pedro Sánchez ya de presidente], Alberto Pozas, está hoy imputado por entregar ese año a Villarejo un pendrive con datos personales de Pablo Iglesias. Está clara la conexión que existe», asegura el abogado José Luis Abascal, que fue quien llevó la querella criminal que la jueza puso contra el comisario.
«Nunca ha vivido en la calle. Coro estaba muy mal, pero tenía alquilado un apartamento en Plaza de Castilla. Cómo iba a ser una indigente una persona que estaba jubilada y cobrando 2.500 euros de pensión», explica una buena amiga suya, Jacinta, que asegura que se hacía pasar por la prima de la jueza para poder ir a visitarla a La Paz. «Yo la conocí cuando ya estaba muy mal, deambulando por las calles. Tenía mucho miedo. Y la intenté ayudar. Temía que si hablaba más de la cuenta un día le iba a pasar algo. Decía que ya le intentaron quemar la casa [en 2011] cuando investigaba al jefe de los Tedax durante el 11-M. Y siempre señalaba al tipo que salía en la tele, al tal Villarejo».
EL CNI
La amiga de Coro relata un episodio que vivió en una de sus visitas al hospital. A la jueza la iban a ver a menudo dos hombres, Paco y Carlos, de los que decía que eran aviadores amigos suyos. Hasta que un día, Coro le confesó que realmente eran agentes del Centro Nacional de Inteligencia («porque se lo dijo otro amigo en común y además había visto unos papeles sobre su incapacitación solicitados por estos dos hombres»). Fuentes policiales sitúan a Paco N. C. como a un coronel que colaboraba con el CNI, pero no precisan más detalles. Al contactar con Paco, ni reconoce ni desmiente los hechos. «Soy una persona independiente... preocupado por doña Coro y por otros temas sociales», responde a Crónica.
Después de estar en La Paz, la Comunidad de Madrid se hizo cargo provisionalmente de la jueza. Pasó al centro de mayores Casablanca, en el barrio de El Plantío, a apenas seis kilómetros de la sede del CNI. «Un día fui a verla y me encontré en la puerta de la residencia con un hombre un poco extraño. Estaba hablando por teléfono y le escuché decir textualmente: "El Servicio nos informa de que Coro Cillán está ingresada en El Plantío". Era todo muy raro, no entendía nada. Y encima después no me dejaron verla», cuenta otra amiga de su etapa en San Sebastián. El hombre al que se refiere era Paco N. C.
Meses después, mediado 2017, Cillán fue enviada lejos. A Palencia, al centro de rehabilitación psicosocial San Juan de Dios. En la página web del centro se explican los criterios de inclusión de los pacientes que reciben: «Enfermo mental crónico con trastorno psiquiátrico grave que dificulta su adaptación social y personal que le impide su integración». Los amigos de la jueza no entienden qué hace en Palencia. «La han aislado. No nos dejan visitarla», sostienen.
Mercedes Gil, la actual abogada de Coro, dice que han iniciado hasta cinco procesos judiciales para denunciar la situación de su clienta. «No existe ninguna sentencia que la haya incapacitado. No sabemos qué está pasando. Está forzosamente en el centro y nadie nos explica por qué la tienen aislada y por qué está allí sin estar incapacitada», denuncia. Y dice más: «La última vez que pude ir a verla fue el pasado octubre y estaba totalmente equilibrada y... no puedo decir más sin hablar con Coro y sin que me dé autorización para contar todo lo que sé».
Aún queda algún capítulo más en la historia de Coro Cillán, a la espera de una resolución judicial que aclare su situación. Una historia que se tambalea entre la locura y la lucidez, y que tiene en un foco distorsionado a un comisario al que acusan de enloquecer a una jueza muy vulnerable.
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